
Por fin han
llegado nuestros soles. Sus caras expectantes lo decían todo. Apenas hemos
visto al autocar aparecer al final de la calle y hemos corrido a recibir a tan
esperada expedición. El comentario en el andén del colegio era generalizado: se
acabó la tranquilidad en nuestras casas y el fin de esa pequeña “luna de miel” extemporánea
para algunos. Poco a poco la chavalería ha ido apeándose del bus entre ostensibles
muestras de afecto y todos ell@s se despedían de los compañer@s asegurando que la convivencia ha sido toda una
experiencia. Incluso algún@s para quienes estos días han sido la primera vez
que salían de casa sin padres han regresado asegurando que les ha encantado y
que están dispuest@s a repetir sin lugar a dudas.

He recordado
con nostalgia las vivencias junto a todos ellos situándome con el pensamiento
en cada una de las localizaciones que en las fotos que me llegaban, pero con el
corazón junto a todos ellos, porque la experiencia enorme que supone convivir
con un grupo de gente menuda con el que te une un vínculo tan especial, alejado
de las obligaciones, supone una
experiencia tan gratificante que no me hubiese importado repetir también este año.
Y no por falta de ganas ha sido el no poder acompañarles; sin embargo, en esta
ocasión, la misión de las acompañantes
ha superado con creces la iniciada el año pasado con este blog y sobre todo con
la información puntual que nos iba llegando de los pormenores de tan simpática
convivencia que, gracias a los chismes electrónicos y, desde luego, a Cari y
Marian, sin cuya colaboración nada de esto hubiese sido posible.

He de
agradecer desde aquí y en nombre de todos los padres a nuestras estupendas corresponsales
la encomiable l
abor tan que de información que han realizado y sobre todo la
tranquilidad que nos ha aportado el saber que nuestros peques estaban en las mejores
manos posibles. Gracias también a todos los padres y madres que han animado el
chat del grupo de What´s App con tan ingeniosos comentarios haciendo ver que
casi casi estábamos todos allí con ellos compartiendo tan emocionantes
momentos.
El sentimiento
general de los chicos ha sido de empatía y cordialidad, y a más de uno no le
hubiese importado quedarse algunos días más; estas convivencias no hacen sino
fortalecer los lazos de amistad y camaradería entre los nuestros, ya que
compartir momentos y travesuras en un ambiente saludable alejado de los
círculos estrictamente escolares relajan tensiones y contribuyen a un mejor
conocimiento y cariño entre todos ellos.
Quizá podamos ir pensando en preparar algún campamento o colonias para el
verano. Seguro que todos se apuntarán gustosos.
Un abrazo para
todos y hasta siempre. Nos vemos por el cole.
Luis
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